Prácticamente todos los sistemas operativos actuales mantienen información sobre las diferentes tareas que se están ejecutando en el sistema y sobre la utilización que se está haciendo de sus recursos. El otro día uno de vosotros me preguntaba si esa información es fiable para hacer una evaluación de rendimiento exhaustiva del sistema.
La respuesta es afirmativa. Aunque la finalidad de mantener esta información no es proporcionar una herramienta de medida de rendimiento, el sistema de información del SO realiza funciones similares a las de cualquier monitor. La información típica que suele mantener el SO incluye la utilización de la CPU y de la memoria, el número de tareas en el sistema, el tiempo de inicio y de finalización de cada tarea, el tiempo que cada tarea ha pasado realmente en el procesador, etc. Hay que tener en cuenta que el sistema operativo no suele mantener información acerca de la longitud de las colas de ejecución de los distintos recursos (no sólo del procesador), del número de eventos relacionados con las funciones de E/S o del número de cambios de contexto, sólo por poner algunos ejemplos.
La principal ventaja de utilizar este tipo de información es que no hace falta desarrollar código específico para realizar las medidas de rendimiento, pero la principal desventaja es la sobrecarga que el acceso a esta información mantenida por el sistema operativo puede suponer para el sistema dependiendo de la frecuencia con la que se realice.
La respuesta es afirmativa. Aunque la finalidad de mantener esta información no es proporcionar una herramienta de medida de rendimiento, el sistema de información del SO realiza funciones similares a las de cualquier monitor. La información típica que suele mantener el SO incluye la utilización de la CPU y de la memoria, el número de tareas en el sistema, el tiempo de inicio y de finalización de cada tarea, el tiempo que cada tarea ha pasado realmente en el procesador, etc. Hay que tener en cuenta que el sistema operativo no suele mantener información acerca de la longitud de las colas de ejecución de los distintos recursos (no sólo del procesador), del número de eventos relacionados con las funciones de E/S o del número de cambios de contexto, sólo por poner algunos ejemplos.
La principal ventaja de utilizar este tipo de información es que no hace falta desarrollar código específico para realizar las medidas de rendimiento, pero la principal desventaja es la sobrecarga que el acceso a esta información mantenida por el sistema operativo puede suponer para el sistema dependiendo de la frecuencia con la que se realice.
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