La mayor parte de sistemas HPC (High Performance Computing) actuales se basan en el concepto de Blade, que al contrario de lo que habitualmente se cree, no pertenece a un fabricante concreto ni implica un modelo de arquitectura concreto.
Un Blade es una placa base que incorpora procesadores, memoria y buses de E/S. Pero no alimentación, dispositivos de red o de almacenamiento o mecanismos de refrigeración. Por lo tanto, un servidor Blade por si mismo no se puede utilizar. Es necesario que vaya montado en un rack o chasis que incorpore estos componentes esenciales. En cada chasis se insertan varios Blades que los comparten, depende del fabricante, pero se suelen "empaquetar" en conjuntos de entre 8 y 16 por chasis.
Existen Blades de propósito general y Blades de función específica (sólo memoria, sólo almacenamiento, sólo red, sólo conectores de E/S), se suele encontrar de los dos tipos dentro de cada chasis. La ventaja es que al tratarse de placas y chasis con dimensiones estándar, cada usuario puede construirse su propia configuración en función de sus necesidades.
Este tipo de organización ha permitido la reducción del espacio que ocupa el sistema, la minimización del consumo de potencia y la sencillez en el montaje y administración de los servidores (cableado y refrigeración, modificaciones en caliente, reducción de componentes mecánicos y por tanto mayor tolerancia a fallos), etc. Por eso suele encontrarse habitualmente en la mayor parte de centros de cómputo y CPDs actuales.
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