Los términos Green IT o huella de carbono son cada vez más habituales en nuestro vocabulario debido a la preocupación actual por el cambio climático.
El primero se refiere a todas aquellas tecnologías que permiten reducir el consumo de energía y/o mejorar la eficiencia en su consumo. De esta manera se consigue minimizar el impacto ambiental de los equipos de trabajo, grandes servidores y datacenters de una compañía, además de mejorar su viabilidad económica reduciendo los gastos en suministros (electricidad, iluminación, aire acondicionado). Es decir, el objetivo de estas tecnologías es reducir la huella de carbono y al mismo tiempo, permitir ahorros en costes a las compañías, haciendo que sean más eficientes en la utilización de los recursos energéticos.
La huella de carbono se define como la cantidad de Gases de Efecto Invernadero (GEI) emitidos a la atmósfera como resultado de las actividades humanas (producción, comercio de bienes y servicios, etc). Normalmente se mide como emisiones directas de toneladas de dióxido de carbono.
La eficiencia energética de los equipos informáticos actuales suele cuantificarse con métricas del tipo número de operaciones/watio, y esta información puede obtenerse directamente de los fabricantes o utilizando para ello algún tipo de benchmark específico (como el SPECpower para servidores).
La preocupación por la eficiencia energética ha hecho que se cree una lista Green500 que ordene los supercomputadores en función de su eficiencia energética igual que la lista Top500 los ordena en función de su potencia de cómputo. En este caso concreto la métrica de eficiencia escogida son los MFLOPS/watio (siendo los MFLOPS millones de operaciones en coma flotante).
Por desgracia, en el campo de la informática industrial las tecnologías verdes todavía no están muy extendidas, por lo menos no como lo están en la informática generalista o en las áreas de logística y transporte. Su introducción está siendo muy lenta, así como la del manejo de métricas de eficiencia energética. Y sin embargo es un aspecto esencial para la consecución de los objetivos corporativos tanto a corto como largo plazo, por no hablar de la responsabilidad que todos tenemos sobre un ya dañado medio ambiente, por lo que es obligado tomar conciencia de la importancia de este tema y comenzar a proponer iniciativas específicas del sector, aunque sea poco a poco.
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