Durante los últimos años se han llevado a cabo proyectos consistentes en la introducción de elementos domóticos e inmóticos para la gestión inteligente de casas, espacios comerciales e infraestructuras. Los distintos sistemas que concurren en una infraestructura (iluminación, calefacción, ventilación, climatización, anti incendios, video, megafonía, CCTV, control de accesos, suministros de energía, CPD…) han requerido de sistemas de información que han facilitado su integración y han proporcionado información que ha permitido realizar una gestión inteligente de dichos entornos. Cuando los conceptos de integración de sistemas, acceso a información en tiempo real, eficiencia, sostenibilidad o reducción de emisiones se extrapolan a la gestión integral de las infraestructuras y servicios que conviven en una ciudad (riegos, iluminación, tráfico, sistemas electromecánicos, recogida de residuos, etc…) es cuando surge el concepto de SmartCity.
No existen ciudades inteligentes. El desarrollo de una Smart City ofrece a los ciudadanos la posibilidad de actuar de forma inteligente, acercándoles toda la tecnología que se despliega en una ciudad (sensores, medidores, controladores, cámaras, sistemas de información). Los ciudadanos pueden aprovecharse de este despliegue tecnológico:
- Reduciendo los tiempos de desplazamiento ya que conocen en tiempo real y a través de cualquier tipo de dispositivo móvil el estado del tráfico y la disponibilidad de plazas de parking.
- Reduciendo los costes energéticos ya que se les proporciona información contextualizada de sus hábitos de consumos.
- Incrementando la facilidad de acceso a lugares públicos porque se lleva a cabo una gestión de alarmas que permite reaccionar en tiempo real ante posibles averías de escaleras, pasadores urbanos…
Además de tener un impacto positivo y directo sobre los ciudadanos, las administraciones públicas se aprovechan de las inversiones realizadas, reduciendo drásticamente los costes asociados a las infraestructuras.
En este documental ofrecido por Informe Semanal, se tratan tres casos de éxito de aplicación del concepto SmartCity en las ciudades de Málaga, Rivas Vaciamadrid y el distrito 22@ de Barcelona. En particular, en la ciudad de Málaga la inclusión de inteligencia a la red de farolas de la ciudad ha permitido que los costes se reduzcan hasta un 30% o que se reduzcan las emisiones de C02 hasta un 20%.
Para finalizar, una de las claves que permite que una ciudad se convierta en SmartCity está en la integración de todos los sistemas que conviven en ella y la incorporación de sistemas de información que faciliten dicha integración y proporcionen la información necesaria en tiempo real para que los ciudadanos puedan tomar decisiones inteligentes.
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